En el siguiente artículo podrás descubrir las 6 mejores formas, más bonitas y más recomendables de subir al Aneto. Eso sí, ten en cuenta que el Aneto es un terreno de alta montaña donde podremos encontrar peligros que no se encuentran en montañas más modestas.

No es casualidad que cada año se produzcan centenares de accidentes sólo en la zona del Aneto. Caídas, resbalones, pérdidas del itinerario y un sinfín de percances que en el mejor de los casos acaban «sólo» en laceraciones, esguinces, fracturas de tobillo, heridas abiertas, agotamiento, hipotermia, deshidratación o extravíos.  A veces el panorama es tan grave que los equipos de rescate tienen serias dificultades para cumplir con su trabajo como sucedió en el verano del 2021.

Si no tienes experiencia elige otro objetivo o acude a un guía de montaña que reducirá las posibilidades de sufrir un percance y aumentarán tus posibilidades de éxito.

1. Subida al Aneto por la vía clásica

La primera ruta de esta selección no puede ser otra que la célebre vía normal del Aneto. Es la forma más fácil y utilizada para ascender al techo de los Pirineos y cuenta con todos los ingredientes de una ascensión alpina: nieve roca e incluso hielo. La subida al Aneto con guías es también la más solicitada. Aunque se puede realizar la ruta en una sola jornada lo habitual es dividir la ascensión en 2 etapas. En la primera jornada se asciende hasta el refugio de la Renclusa situado a más de 2000 metros de altitud donde recuperar las fuerzas. En la segunda jornada hay que ganar el paso del Portillón para alcanzar el glaciar del Aneto que se recorre con crampones en prácticamente toda su extensión hasta alcanzar justo antes de la cima el último obstáculo: paso del Puente de Mahoma con la  seguridad de la cuerda.

Para la opción de ascensión en un sólo día recomendamos contar con experiencia en desniveles y distancias similares. En números esto se traslada a 17 km. y 1600 metros de desnivel en una sola jornada.

4. Subia al Aneto por la Cresta de Llosás

La ascensión al Aneto a través de la Cresta de Llosás es una de las ascensiones más intensas. No en vano en su camino podremos coronar 8 cumbres de más de 3000 metros. Su escalada tiene inicio en la Collada de Llosars a 2850 metros y desde allí cabalga a lomos de algunos de los gigantes más sobresalientes del Pirine, empezando por el Argarot Sur (3034m.), el Argarot (3035m.), la Aguja Tchihatcheffel  (3052m.), la Aguja Franqueville (3065 m.), la Aguja Escudier (3315m.), la Aguja de Daviu (3350m.) y finalizando en la cima del Aneto (3404m.).

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5. Subida al aneto  por la  Cresta de Salenques-Tempestades

La cresta de Salenques-Tempestades es sin duda la arista reina de los Pirineos. Se trata de un recorrido muy bonito y largo de casi cerca de 3000 metros de longitud que se puede escalar en 1 sólo día pero que normalmente se realiza con un vivac estratégico. La primera parte concentra las principales dificultades técnicas y la parte más espectacular. Es una cresta de visita obligada.

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