Miroslav Slavko Sveticic, el gran desconocido

«La elegancia es la ciencia de no hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera que ellos» (Honoré de Balzac)

Una fría noche de enero de 1990 unos turistas alojados en el elegante hotel «Bellevue» de Kleine Sheidegg observaron asombrados como una ténue luz de frontal recorría la parte central de la temida cara norte del Eiger.

Al día siguiente un joven llamado Miroslav Sveticic descendía los pastos nevados del Alpligen y abandonaba Grindelwald tras completar la primera invernal solitaria de la celebre “Harlin” en 26 horas, una de las vías más famosas y difíciles de los Alpes.

Poco después desaparecía en el Gasherbrum IV intentado probablemente una de las mejores ascensiones de toda la historia del Himalaya.

Miroslav “Slatvo” Sveticic nació el 31 de enero de 1958 en Vojsko, un pequeño pueblo al noroeste de la hoy prospera Eslovenia y en pocos años logró situarse entre los mejores alpinistas de la escena internacional aunque su tremenda humildad y modestia nunca le llevaron a ser considerado a la misma altura de otros alpinistas de renombre mundial. De la misma generación que los Cesen, Karo y Jeglic, Sveticic dio sus primeros pasos escalando en su Eslovenia natal y tras varios años curtiéndose en las magnificas paredes alpinas del Triglav y en otras zonas de su país, abandonó su trabajo en el sector de la metalurgia en Maribor para dedicarse por completo al alpinismo, su gran pasión.En 1984, durante su primer año como profesional, Sveticic va a por todas y en poco más de una semana logra la famosa trilogía de las tres caras norte de los Alpes; el 13 de julio la “Walker”, cuatro días mas tarde la “Schmid” en la quebradiza cara norte del Matterhorn y el 21 de julio la “Heckmair” del Eiger en solitario y en tan sólo ocho horas de escalada.

Sveticic escaló 9 veces la cara norte de las Grandes Jorasses

En 1985 se le ve por primera vez en el Himalaya en la exitosa expedición yugoslava a la cara norte del Yalung Kang (8.505metros) o Kangchenjunga Oeste aunque no alcanza la cima que si consigue Tomo Cesen. Un año mas tarde, en 1986, junto a los también eslovenos Silvo Karo y Janez Jeglic, logra completar el tercer ascenso de “Rolling Stones” (VI, A3, 50º-80º, 1.100 metros) en la cara norte de las Grandes Jorasses. Tan reseñable como esa actividad es su rápida solitaria (an sólo 9 horas) de la “Extrême Dream” (ABO, VI/6, 90º, 1.200 metros) de Boivin (tercera ascensión absoluta) o los 750 metros del “Linceul” en 2 horas 50 minutos ambas vías en el marco incomparable de las Grandes Jorasses.

Al año siguiente participa en la apertura de “Devil’s Directissima” (Directísima del Infierno, 7a+, A4 ,1.100 metros) una de las vías más difíciles del Cerro Torre, aunque se rompe un dedo y se queda sin pisar el famoso hongo de hielo.

Durante 1988, con su compatriota Milan Romih abre en la cara sur del Aconcagua dos difíciles vias; “Sunny Line” por la arista suroeste y en plena cara sur su segunda vía en menos de un mes; “La Ruta de la Ruleta” (ED, 1.700 metros) una difícil escalada a la derecha de la ruta francesa , tras 18 horas de ascenso continuado. Para Sveticic es la tercera ascensión de la cara sur del Aconcagua que ya la escaló por primera vez en 1982 por la variante “Messner”. Despues de esta actividad, cierra el año en el K2 intentando sin éxito la “Magic Line” alcanzando los 7.400 metros de altitud.

Su consagración definitiva al lado de los grandes llega del 14 al 15 de enero de 1990 al adjudicarse en la temida cara norte del Eiger la primera solitaria invernal de la “Harlin” (ED+, VI+, 60º/80º, 1.800 metros) en tan sólo 26 horas de escalada pero no se queda tranquilo y en el verano de ese mismo año emplea tan sólo 12 horas para apuntarse la primera solitaria a la poco frecuentada “Bonatti-Vaucher” (VI+, A2, 70º/80º, 1.100 metros) del espolón Whymper y otras 7 para su solitaria a la codiciada “MacIntyre-Colton” la magnífica goulotte del gran Alex MacIntyre y Nick Colton situada entre el espolón Croz y la “Walker” . En octubre se le ve en la verticalidad del Grand Pilier d´Angle naturalmente en el día y días mas tarde enlaza el corredor central de la cara norte de l’Aiguille du Midi (1.000 metros, 60º) con el Super Couloir du Tacul (ED, 900 metros) para coronar la cima del Mont Blanc en 12 horas de actividad.

Durante el año 1991 en una actividad realmente brillante se adjudica las primeras invernales solitarias de la”Gabarrou-Boivin” (70º/80º, 1.000 metros) en 7 horas y la “Jackson-MacShea” (90º, 1.000 metros) en 4 horas ambas en el hielo cristal de les Droites pero una de sus grandes y alabadas obras llega meses más tarde con “Manitua” (6c ,A3+, 70º,1.200 metros) una sonada apertura solitaria para resolver con 60 pitones, 2 juegos de friends y 31 horas de escalada efectiva el último gran problema de la cara norte de las Grandes Jorasses. Aquel mismo año parte de nuevo hacia el Himalaya y del 28 al 31 de octubre abre en solitario y en estilo alpino una vía en la pared oeste del Annapurna mucho más difícil y directa que la “Messner/Kammerlander” de 1985 aunque con síntomas de congelaciones en sus pies se queda nuevamente sin cumbre y se da la vuelta a 7.900 metros de altitud regresando al campo base por la via normal.

Con la comunidad alpina internacional todavía enfrascada en discutir si finalmente Tomo Cesen y su termo de café alcanzaron o no la cara sur del Lhotse en 1993 Sveticic intenta infructuosamente el Makalu y la sur del Annapurna. Al año siguiente, 1994, en su visita anual a Chamonix participa junto Ivano Ghirardini en la apertura de “Rêve Éphémère d´Alpiniste” (850metros, V/5 ,6a/A2) aunque los últimos 250 metros de la vía los termina en solitario el francés y Sveticic traza una variante de salida a la “ Polaca”.

Buscando la máxima definición del alpinismo solitario en alta cota y quizás una mayor relevancia en la competitiva escena internacional en verano de 1995 Sveticic parte hacia el Gasherbrum IV para intentar un itinerario directo a la cima por el todavía virgen y codiciado espolón central de la cara oeste. Una pared de mármol helado que el esloveno tenia en mente desde hacía años y en la que desgraciadamente dejará sus últimos destellos de calidad.El 15 de junio por la noche, Sveticic se interna en la pared y tras dos jornadas de escalada por corredores y placas de nieve 60º/70º la mañana del día 17 supera las verticales lastras de roca de V+ de la Torre Negra situadas a 6.600 metros de altitud y en medio de un terreno extremadamente delicado prosigue su ascenso alcanzando los 7.100 metros de altura donde al caer la noche se detiene a vivaquear. Al día siguiente retoma la ascensión pero tras escalar 50 metros, la gran cantidad de nieve caida durante la noche le obliga a retrocer al emplazamiento del vivac anterior donde un brusco cambio de tiempo lo atrapa en la pared durante dos días. El 20 de junio de 1995, el quinto día de escalada, agotado y nublado por la fatiga Sveticic emite un mensaje al campo base y emprende la retirada. Un equipo coreano lo divisa descendiendo la pared pero horas más tarde el genial Miroslav “Slavko” Sveticic de 36 años de edad desaparece sin dejar rastro. De esta manera tan tajante y tan fría acaba la vida de uno de los alpinistas eslovenos más significativos.

Dos años más tarde, los mismos coreanos que lo vieron por última vez con vida, consiguen finalmente la escalada del espolón central y durante el descenso de la cumbre encuentran el cuerpo de Sveticic enmarañado de hielo a unos 7.000 metros de altitud.
Pero pasa el tiempo y las revistas “especializadas” que apenas dedicaron un pequeño párrafo de cinco líneas a su trágica desaparición, se olvidan del más modesto y grande alpinista de todos los tiempos.

© Jordi Climent a Miroslav Sveticic 2003

Agradecimientos: a Zlatko Koren y Marko Prezelj por su inestimable ayuda.

Comparte